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¿Existe un perfil de paciente con ictus hemorrágico?

Dr. Julio Monje

Un ictus es el daño del tejido nervioso de una zona o territorio cerebral producido por la interrupción, con frecuencia de forma brusca, del flujo sanguíneo a partir de un punto cualquiera de los vasos sanguíneos que irrigan el sistema nervioso central y que parten desde el cayado de la arteria aorta al salir del corazón (troncos supraaórticos) y que van bifurcándose a ambos lados (carótidas primitivas, carótidas interna y externa, arterias cerebrales anterior media y posterior, etc…) hasta llegar a las pequeñas arterias, arteriolas y capilares cerebrales.

 

En función de la extensión y la localización del territorio nervioso que ha se ha quedado sin flujo sanguíneo, y en función del grado de déficit de oxígeno del mismo (necrosis o infarto si es total o isquemia si es parcial), así serán los síntomas que presente el paciente que acaba de sufrir el ictus y la gravedad del cuadro y sus secuelas.

 

 

¿Cuál es el perfil más típico del paciente que nos sorprende con un ictus y posiblemente  hemorrágico?

El perfil de este tipo de pacientes es más el de un varón que ha pasado ya de los 65 años, con uno o varios factores de riesgo cardiovascular presentes, que suele ser un paciente rebelde al cumplimiento estricto del tratamiento médico (sufre picos tensionales) y tendente al incumplimiento de uno o varios de los correctos hábitos higiénico-dietéticos (toma sal, ingiere grasas, bebe, fuma, no hace ejercicio, no controla el peso o la glucemia y/o no controla la tensión arterial).

 

No suele sentirse muy obligado por su médico. Suele saber que lo que hace tiene un riesgo, piensa que quizás sea alto, pero se la juega y en el fondo le “compensa” ser transgresor y en el fondo piensa que a él “no le va a tocar”. Es un “dealer” de  lo prohibido, incluso con sentido del humor sobre sí mismo y sus “vicios”, a los que no está realmente dispuesto a enfrentarse quizás por un desconocimiento del auténtico riesgo que corre y qué significa verdaderamente padecer un ictus con sus secuelas que le van a afectar a  él y a su entorno más cercano.

 

El perfil más hbaitual de paciente con ictus es el de varón con más de 65 añosEl perfil más habitual de paciente con ictus es el de varón con más de 65 años
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¿Cómo se trata este tipo de ictus hemorrágico?

Brevemente, ya en el hospital con el ictus hemorrágico instaurado, si el sangrado está cerca de la superficie del cerebro se puede realizar una intervención quirúrgica para evacuar la sangre o tratar la lesión que haya sangrado, como es el caso de malformaciones vasculares. También es posible que el paciente necesite una angiografía para reparar el vaso sanguíneo dañado.

 

Por ejemplo, en caso de que la hemorragia sea secundaria a un aneurisma, este se puede tapar mediante la colocación de unos alambres (coils) o mediante la colocación de unas pinzas (clips) mediante cirugía. Estas intervenciones dejan la pared del vaso lesionado fuera de la circulación, con lo que se evita que pueda volver a sangrar.

 

 

¿Cómo podemos intentar entonces prevenir la triste aparición de un ictus?

Nadie se lo esperaba, pero en casi todos los casos ya solía haber factores de riesgo como hipertensión, hiperlipemias (colesterol o triglicéridos), alcohol, tabaquismo, estrés, diabetes, sobrepeso y/o sedentarismo.

 

Es aquí donde los médicos clínicos rogamos a nuestros pacientes que siendo tan relativamente fácil evitar padecer un alto porcentaje de ictus, merece la pena esforzarse y luchar por evitarlo modificando ciertos hábitos que suponen el cambio a vivir fuera o dentro del riesgo de la ruleta rusa de la incapacidad y la dependencia.

 

La prevención de un ictus en un 80% depende del estilo de vida del paciente y en un 20% de los fármacos que se le prescriban, así como del control de su equipo de Atención Primaria.

 

Creemos que el médico no solo debe “controlar” correctamente a su paciente, sino que debe informarle y motivarle suficientemente para ayudarle a cumplir el tratamiento médico y hacerle corresponsable del mismo, ayudando a recordar sus controles, alertar al médico o la enfermera de cambios en la evolución diaria, aportando tomas de tensión, peso o glucemia propios, etc.…

 

Un médico debe de informar a su paciente hipertenso en tratamiento de que si se toma en su domicilio la presión arterial y un día tiene cifras iguales o superiores a 170-175/100- 105 mmHg estando en reposo y tranquilo, debe tener disponible en casa un hipotensor como el captopril 25 mg y debe saber que está ante una indicación urgente y que debe usarlo sublingualmente, realizar una nueva toma a los 20 minutos y comprobar que ha salido de la zona de peligro (TA<160/90). El que el paciente conozca cuando puede aplicar este protocolo, incluso una segunda toma sublingual si la reducción no es clara, puede salvarle la vida o al menos evitar un ictus hemorrágico. No es lo mismo ponerse en marcha hacia urgencias con un Captopril bajo la lengua que sin haber adoptado ninguna medida.

 

Así como la educación ante la automedicación o la venta de fármacos sin receta se considera normal, pensamos que infravaloramos la capacidad de los pacientes para asumir un protocolo pautado por su médico de cabecera como en estos casos de aumentos “peligrosos” de la presión arterial y que deberían potenciarse estos protocolos domiciliarios ante situaciones de riesgo vital como una posible crisis hipertensiva con riesgo de hemorragia cerebral. Unas cifras tensionales de riesgo son fácilmente tabulables y explicables al paciente y fácilmente también reversibles por el propio paciente si las posibles situaciones quedan bien protocolizadas y se “entrena” a ese paciente hipertenso igual que hacemos con el diabético insulinodependiente para el automanejo de su enfermedad. Todo hipertenso debería disponer en su domicilio de la medicación hipotensora de urgencia y conocer el protocolo de su uso sublingual como parte de la mejoría de la prevención actual del ictus hemorrágico.

 

Alimentación saludable. Es importante seguir una alimentación variada, rica en verdura y fruta, baja en grasas saturadas y colesterol y con abundante fibra. Se debe limitar el consumo de sal para controlar la presión arterial. Se ha demostrado que la dieta mediterránea, y, sobre todo, el consumo de aceite de oliva virgen y frutos secos con las comidas, reduce de forma eficaz el riesgo de ictus.

 

Ejemplo de ictusEjemplo de ictus

 

Alimentación e ictus en general

En los últimos años se ha confirmado la gran importancia de la dieta en la salud vascular, en general, y en el ictus, en particular. La dieta mediterránea contiene las principales características de una alimentación saludable como es el consumo elevado de cereales, frutas, verduras, arroces y pastas, pescado y aceite de oliva y una cantidad limitada de carnes y productos lácteos ricos en grasa, azúcar y alcohol (de forma principal: vino tinto o cerveza).

 

Un estudio realizado por Prevención Dieta Mediterránea (PREDIMED) muestra que las personas que toman grandes cantidades de aceite de oliva o suplementos de frutos secos, tienen menos probabilidades de sufrir complicaciones vasculares, como infartos de miocardio o ictus, que aquellas personas que solo siguen una dieta sana. Esta investigación supone el máximo nivel de evidencia científica que se puede obtener, por lo que permite recomendar el consumo de aceite de oliva y frutos secos con el objetivo de prevenir enfermedades vasculares como el ictus.

 

Evitar la obesidad y realizar ejercicio físico. En la medida de lo posible se recomienda realizar 30 minutos de ejercicio de intensidad moderada, cinco días a la semana. Son buenas opciones caminar a ritmo ligero, correr o ir en bicicleta.

 

Dejar de fumar es imprescindible para prevenir el ictusDejar de fumar es imprescindible para prevenir el ictus
 

 

Es imprescindible dejar de fumar

Tóxicos y drogas. El consumo de drogas ilegales, como la cocaína o las anfetaminas, entre otras, puede provocar ictus, por lo que se deben evitar. En el caso del alcohol, un consumo ligero, sobre todo de vino, puede disminuir el riesgo de ictus. Esto se debe a que aumenta el colesterol HDL, la fracción del colesterol que tiene una función de prevención del riesgo cardiovascular (también conocido como colesterol bueno).

 

En cualquier caso, no se recomienda que las personas que no lo hacían empiecen a consumir alcohol y, en los que sí lo consumían, es recomendable limitarlo a no más de dos vasos de vino al día los hombres, o un  vaso, las mujeres. Un consumo de alcohol más alto aumenta el riesgo de ictus y de otras enfermedades.

 

Hoy que tener bajo control la hipertensión arterial, la diabetes y la hipercolesterolemia.

 

A veces, es necesario tomar fármacos para conseguir que la presión arterial esté en valores normales (al menos por debajo de 14/85), así como los niveles de azúcar en sangre (glucemia) y de colesterol.

 

Si desea más información, consulte con un especialista en Medicina de Familia

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